OCHO PAUTAS PARA AHORRAR EN CALEFACCIÓN Y NO DEPENDER DE ELLA EN INVIERNO
La factura de la calefacción es uno de los mayores dramas cuando empieza el frío. Con los siguientes consejos, conseguiremos que nuestra casa esté preparada para el invierno y controlar su uso.
Con la bajada de las temperaturas a la vuelta de la esquina, es importante estar prevenidos para que no afecte a nuestra calidad de vida en el hogar. Por ello, el otoño es la época perfecta para poner a punto nuestra casa y que, durante los meses más gélidos, no dependamos demasiado de la calefacción ni suframos su consecuente aumento en la factura mensual.
Con la bajada de las temperaturas a la vuelta de la esquina, es importante estar prevenidos para que no afecte a nuestra calidad de vida en el hogar. Por ello, el otoño es la época perfecta para poner a punto nuestra casa y que, durante los meses más gélidos, no dependamos demasiado de la calefacción ni suframos su consecuente aumento en la factura mensual.
Para conseguirlo, toma nota de los siguientes consejos que aumentarán el rendimiento de la eficiencia energética de nuestra casa sin un gran esfuerzo de por medio. Desde aislarla correctamente hasta cambiar su decoración. Todo suma mucho más de lo que imaginas.
Revisa y aísla tu casa
Hay cosas que, aunque puedan pasar desapercibidas, en épocas de mucho frío o mucho calor pasarán a un plano protagonista. Las ventanas por las que se cuela el frío del exterior son un ejemplo, por lo que es el momento de prestar atención a si hay una clara diferencia de temperatura entre alguna habitación concreta y el resto de la casa.
En caso de que alguna estancia no esté correctamente aislada del frío, (una situación habitual en la construcción de muchas viviendas en España),debe realizarse un cambio de ventanas cuanto antes, optando por un doble o triple acristalamiento con Aislamiento Térmico Reforzado (ATR). Un doble acristalamiento con Aislamiento Térmico Reforzado (ATR) y con vidrios de control solar hace que la temperatura del interior se mantenga estable, permitiendo, a su vez, una gran entrada de luz natural. Todo ello se traducirá en menos frío y, por lo tanto, en un ahorro de calefacción.
Comprueba el estado de la calefacción
Aunque lo ideal es usar la calefacción lo menos posible, hay días gélidos en los que será inevitable. Por eso, lo mejor es que esté en perfecto estado y que una pequeña avería o fuga no genere un gasto innecesario. Una revisión profesional durante estos meses, incluso probarla brevemente durante un día, es aconsejable para que cuando el frío llegue, no nos pille desprevenidos.
Acristalar terrazas o balcones
Si tienes terraza o balcón, ya conocerás la historia. Hace frío pero uno de los miembros de tu familia no quiere renunciar a su uso y el continuo abrir y cerrar de puertas puede hacer que la casa adopte un clima casi polar (con el gasto de energía que eso supone). ¿La solución? Acristalarla. Escogiendo un cerramiento con vidrio de control solar, la temperatura del interior se mantendrá estable y podréis usarla todo el año. Además, a este tipo de cerramiento se le pueden incluir vidrios de seguridad laminados, ya que nos garantizarán el disfrute de nuestra terraza todo el año.
Revisa techos y todos los accesos al exterior
En los meses fríos, cualquier reparación es más complicada y puede llevar a que pequeñas averías compliquen nuestro día a día o deriven en algo más serio. Por ejemplo, en el caso de que las canaletas del tejado se hayan obstruido con hojas, es fácil que el agua quede acumulada y que se produzcan goteras en época de nieve o lluvias. No solo te estropearán el techo, sino que también afectarán a la temperatura de tu vivienda. Otras medidas como comprobar desagües, extractores de humo o chimeneas también son aconsejables.
Aprovecha el sol al máximo
Aunque en verano el sol pueda parecer nuestro enemigo número uno, ahora es un aliado a tener en cuenta. Dedica unos minutos a descubrir por dónde entra y sale cada día en tu vivienda y así reordenar los muebles y aprovechar cada minuto de su presencia. Además, puedes instalar unas ventanas con aislamiento térmico reforzado que contengan vidrios adecuados. De este modo, podrás mantener la persiana subida y la temperatura del interior siempre permanecerá estable; aunque entre mucha luz natural la temperatura nunca varía.
Renueva los textiles
Si cuando hace calor nos ponemos una ropa distinta que cuando hace frío, ¿por qué en nuestra casa no aplicamos la misma regla? Debemos recordar que hay telas para el verano y telas para invierno. Esto es así no solo por su componente evidentemente estético, sino por las mismas propiedades del material del que están hechas. Cambia los textiles de lino o sintéticos por otros de algodón o lana e, incluso, reserva para esta época unas cortinas más gruesas. ¿Otro truco? Cubre sofás y butacas con mantas de pelo o de lana. Sentarse en ellos será mucho más cálido.
Piensa en las alfombras
Aunque pueda resultar caduco, las alfombras son un recurso vital para conseguir calidez. Además, el principio del otoño es el momento ideal para someterlas a una necesaria limpieza anual de la mano de profesionales y que, en invierno, estén listas para que el frío. En el caso de que tengas que incorporarla a tu hogar por primera vez, recuerda que tejidos naturales como la lana son los mejores aislantes térmicos y que, muchas de ellas, ya son lavables en la lavadora.
Aprovecha y redecora
El factor psicológico nos influye mucho a la hora de entrar a una casa. Por eso, una vivienda con una decoración inspirada en el invierno, con elementos de madera, tejidos más gruesos, colores neutros o calmados y toques nórdicos, nos parecerá más acogedora que una en tonos llamativos y con estampados de palmeras. Aprovecha para entretenerte diseñando la nueva decoración y no olvides prestar atención a la iluminación. Las lámparas indirectas con puntos de luz a determinadas zonas la harán mucho más hogareña.
Revisa y aísla tu casa
Hay cosas que, aunque puedan pasar desapercibidas, en épocas de mucho frío o mucho calor pasarán a un plano protagonista. Las ventanas por las que se cuela el frío del exterior son un ejemplo, por lo que es el momento de prestar atención a si hay una clara diferencia de temperatura entre alguna habitación concreta y el resto de la casa.
En caso de que alguna estancia no esté correctamente aislada del frío, (una situación habitual en la construcción de muchas viviendas en España),debe realizarse un cambio de ventanas cuanto antes, optando por un doble o triple acristalamiento con Aislamiento Térmico Reforzado (ATR). Un doble acristalamiento con Aislamiento Térmico Reforzado (ATR) y con vidrios de control solar hace que la temperatura del interior se mantenga estable, permitiendo, a su vez, una gran entrada de luz natural. Todo ello se traducirá en menos frío y, por lo tanto, en un ahorro de calefacción.
Comprueba el estado de la calefacción
Aunque lo ideal es usar la calefacción lo menos posible, hay días gélidos en los que será inevitable. Por eso, lo mejor es que esté en perfecto estado y que una pequeña avería o fuga no genere un gasto innecesario. Una revisión profesional durante estos meses, incluso probarla brevemente durante un día, es aconsejable para que cuando el frío llegue, no nos pille desprevenidos.
Acristalar terrazas o balcones
Si tienes terraza o balcón, ya conocerás la historia. Hace frío pero uno de los miembros de tu familia no quiere renunciar a su uso y el continuo abrir y cerrar de puertas puede hacer que la casa adopte un clima casi polar (con el gasto de energía que eso supone). ¿La solución? Acristalarla. Escogiendo un cerramiento con vidrio de control solar, la temperatura del interior se mantendrá estable y podréis usarla todo el año. Además, a este tipo de cerramiento se le pueden incluir vidrios de seguridad laminados, ya que nos garantizarán el disfrute de nuestra terraza todo el año.
Revisa techos y todos los accesos al exterior
En los meses fríos, cualquier reparación es más complicada y puede llevar a que pequeñas averías compliquen nuestro día a día o deriven en algo más serio. Por ejemplo, en el caso de que las canaletas del tejado se hayan obstruido con hojas, es fácil que el agua quede acumulada y que se produzcan goteras en época de nieve o lluvias. No solo te estropearán el techo, sino que también afectarán a la temperatura de tu vivienda. Otras medidas como comprobar desagües, extractores de humo o chimeneas también son aconsejables.
Aprovecha el sol al máximo
Aunque en verano el sol pueda parecer nuestro enemigo número uno, ahora es un aliado a tener en cuenta. Dedica unos minutos a descubrir por dónde entra y sale cada día en tu vivienda y así reordenar los muebles y aprovechar cada minuto de su presencia. Además, puedes instalar unas ventanas con aislamiento térmico reforzado que contengan vidrios adecuados. De este modo, podrás mantener la persiana subida y la temperatura del interior siempre permanecerá estable; aunque entre mucha luz natural la temperatura nunca varía.
Renueva los textiles
Si cuando hace calor nos ponemos una ropa distinta que cuando hace frío, ¿por qué en nuestra casa no aplicamos la misma regla? Debemos recordar que hay telas para el verano y telas para invierno. Esto es así no solo por su componente evidentemente estético, sino por las mismas propiedades del material del que están hechas. Cambia los textiles de lino o sintéticos por otros de algodón o lana e, incluso, reserva para esta época unas cortinas más gruesas. ¿Otro truco? Cubre sofás y butacas con mantas de pelo o de lana. Sentarse en ellos será mucho más cálido.
Piensa en las alfombras
Aunque pueda resultar caduco, las alfombras son un recurso vital para conseguir calidez. Además, el principio del otoño es el momento ideal para someterlas a una necesaria limpieza anual de la mano de profesionales y que, en invierno, estén listas para que el frío. En el caso de que tengas que incorporarla a tu hogar por primera vez, recuerda que tejidos naturales como la lana son los mejores aislantes térmicos y que, muchas de ellas, ya son lavables en la lavadora.
Aprovecha y redecora
El factor psicológico nos influye mucho a la hora de entrar a una casa. Por eso, una vivienda con una decoración inspirada en el invierno, con elementos de madera, tejidos más gruesos, colores neutros o calmados y toques nórdicos, nos parecerá más acogedora que una en tonos llamativos y con estampados de palmeras. Aprovecha para entretenerte diseñando la nueva decoración y no olvides prestar atención a la iluminación. Las lámparas indirectas con puntos de luz a determinadas zonas la harán mucho más hogareña.