Seis claves para reducir el consumo de aire acondicionado durante el verano
El reciente cambio en la factura de la luz ha hecho que nuestro consumo eléctrico haya cambiado en poco tiempo. Sin embargo, durante el verano no podemos prescindir de estar fresquitos en los ratos de mayor calor.
Para tratar de ajustar nuestro consumo, y de paso reducir la factura de la luz, le facilitamos algunas claves para que puedan ayudarle a ahorrar, y no pasar tanto calor.
Para tratar de ajustar nuestro consumo, y de paso reducir la factura de la luz, le facilitamos algunas claves para que puedan ayudarle a ahorrar, y no pasar tanto calor.
Lo primero, ajustar la temperatura
Durante el verano, las temperaturas superan con creces los 30℃ . Esta sensación de agobio y calor puede hacer que reduzcamos demasiado la temperatura de frío de nuestro aire acondicionado. Es mejor evitar temperaturas como los 21℃ o 22℃, buscando mejor una temperatura de equilibrio de entre 24 a 26℃.
Como regla general, recuerde que la diferencia máxima recomendada entre el exterior y el interior no debe superar los 12℃. Esto supone que en los peores días del verano (34-38℃) estaríamos cubiertos con la horquilla de 24 a 26℃.
Si bajamos más la temperatura, corremos riesgo incluso de afectar a nuestra salud, al cambiar tan bruscamente entre el interior y el exterior.
Trata de refrigerar espacios estancos
No necesitamos que toda nuestra casa esté fría 24 horas al día. Pasamos largos ratos en las mismas habitaciones y por ello debemos intentar que no se pierda energía enfriando más espacio del necesario.
Para ello, trate de cerrar las puertas, cortinas o separadores entre habitaciones, para que el volumen de aire a enfriar sea menor. Con ello conseguirá reducir el tiempo de funcionamiento de su equipo de aire acondicionado y favorecer la eficiencia.
En caso de que tenga un único punto de frío, trate de abrir y cerrar las puertas para configurar el flujo de aire hacia las zonas que le interesen en cada momento. Priorice los espacios vivideros, ya que cocinas o baños no requieren climatización, dado su uso.
Además, el aire frío puede afectar a nuestra salud. Por ello, recuerde contar siempre con algún tipo de calzado, aunque sean unas chanclas, y una vestimenta adecuada a la temperatura de nuestra casa. De este modo también podemos ajustar mejor la temperatura del hogar a nuestra sensación térmica.
La ubicación de los elementos de frío
En los aires acondicionados de pared, su ubicación viene determinada por la distancia a la máquina exterior. Si ya los tiene instalados cerca de ventanas o espacios de entrada de luz, trate de protegerlos con cortinas o estores.
Recuerde también que los equipos de aire acondicionado deben inspeccionarse al menos una vez al año para mantener los motores y filtros en buen estado de limpieza y funcionamiento.
En caso de que esté pensando en instalarlos, una buena ubicación es encima de las puertas, o en paredes que no reciban directamente la radiación solar. De este modo protegemos los equipos del calor y funcionarán de manera más efectiva.
Si opta por equipos portátiles (ventiladores con hielo/agua, pingüinos, etc) trate de buscar la mejor ubicación, siempre recordando que estos equipos precisan de un conducto para sacar el aire caliente que producen, o un pequeño desagüe.
Ni todo el tiempo, ni hasta el último momento
Otra buena recomendación es la de no obligar a nuestros equipos a funcionar más tiempo del necesario. Si puede programar o temporizar su funcionamiento, notará una mejora en el consumo.
También podemos tratar de apagar los equipos entre 20 y 30 minutos antes de abandonar la estancia que hemos climatizado. De este modo aprovechamos el frío residual, y ajustamos un poco la temperatura de nuestra casa con respecto al exterior al que nos dirigimos.
Esta recomendación es igualmente válida para cuando vamos a dormir. Es recomendable, si tenemos aire en nuestro dormitorio, encenderlo entre 15 y 20 minutos antes de irnos a descansar y que quede apagado antes de dormirnos.
Complemente el aire acondicionado con la ventilación
Aunque los días sean calurosos, el amanecer y las noches suelen darnos un respiro. Por ello es bueno aprovechar este momento más fresco y aprovecharlos para ventilar y enfriar nuestras habitaciones mientras dormimos.
Puede también proteger las ventanas con mosquiteras, o cortinas, para permitir la entrada de aire y la ausencia de insectos (siempre será una solución más económica que malgastar energía).
Las temperaturas más suaves de la mañana permiten la renovación de aire, y el ajuste de la temperatura de confort. De este modo, refrigerando gratuitamente la casa no necesitaremos tanto consumo de aire acondicionado, ni durante tanto tiempo.
Equilibrio con las fases ‘pico, valle y neutro’
En muchos casos, coincidirá que los momentos de consumo eléctrico más alto sean los de más calor. Para poder ajustar nuestro consumo es importante que tenga en cuenta que los enchufes temporizados y la domótica básica le ayudan a controlar mejor el encendido y apagado de aparatos.
No obstante, para estas horas de mayor calor puede contar también con protecciones solares, como toldos, estores, cortinas… y persianas. Estos elementos reducen la entrada de calor desde el exterior y evitan la pérdida del aire frío que tanto nos cuesta conseguir.
En definitiva, no hay una receta mágica para pagar menos en la factura cuando usamos aire acondicionado, pero sí podemos conseguir mucho ahorro evitando el despilfarro. De media, dejar encendido el aire acondicionado de noche puede suponer un sobrecoste de entre 2 y 3 euros por día.
Implementando estas medidas, verá como consigue reducir el consumo en su factura y no tener que pasar un verano tan acalorado. Ni por el calor, ni por el coste.
Durante el verano, las temperaturas superan con creces los 30℃ . Esta sensación de agobio y calor puede hacer que reduzcamos demasiado la temperatura de frío de nuestro aire acondicionado. Es mejor evitar temperaturas como los 21℃ o 22℃, buscando mejor una temperatura de equilibrio de entre 24 a 26℃.
Como regla general, recuerde que la diferencia máxima recomendada entre el exterior y el interior no debe superar los 12℃. Esto supone que en los peores días del verano (34-38℃) estaríamos cubiertos con la horquilla de 24 a 26℃.
Si bajamos más la temperatura, corremos riesgo incluso de afectar a nuestra salud, al cambiar tan bruscamente entre el interior y el exterior.
Trata de refrigerar espacios estancos
No necesitamos que toda nuestra casa esté fría 24 horas al día. Pasamos largos ratos en las mismas habitaciones y por ello debemos intentar que no se pierda energía enfriando más espacio del necesario.
Para ello, trate de cerrar las puertas, cortinas o separadores entre habitaciones, para que el volumen de aire a enfriar sea menor. Con ello conseguirá reducir el tiempo de funcionamiento de su equipo de aire acondicionado y favorecer la eficiencia.
En caso de que tenga un único punto de frío, trate de abrir y cerrar las puertas para configurar el flujo de aire hacia las zonas que le interesen en cada momento. Priorice los espacios vivideros, ya que cocinas o baños no requieren climatización, dado su uso.
Además, el aire frío puede afectar a nuestra salud. Por ello, recuerde contar siempre con algún tipo de calzado, aunque sean unas chanclas, y una vestimenta adecuada a la temperatura de nuestra casa. De este modo también podemos ajustar mejor la temperatura del hogar a nuestra sensación térmica.
La ubicación de los elementos de frío
En los aires acondicionados de pared, su ubicación viene determinada por la distancia a la máquina exterior. Si ya los tiene instalados cerca de ventanas o espacios de entrada de luz, trate de protegerlos con cortinas o estores.
Recuerde también que los equipos de aire acondicionado deben inspeccionarse al menos una vez al año para mantener los motores y filtros en buen estado de limpieza y funcionamiento.
En caso de que esté pensando en instalarlos, una buena ubicación es encima de las puertas, o en paredes que no reciban directamente la radiación solar. De este modo protegemos los equipos del calor y funcionarán de manera más efectiva.
Si opta por equipos portátiles (ventiladores con hielo/agua, pingüinos, etc) trate de buscar la mejor ubicación, siempre recordando que estos equipos precisan de un conducto para sacar el aire caliente que producen, o un pequeño desagüe.
Ni todo el tiempo, ni hasta el último momento
Otra buena recomendación es la de no obligar a nuestros equipos a funcionar más tiempo del necesario. Si puede programar o temporizar su funcionamiento, notará una mejora en el consumo.
También podemos tratar de apagar los equipos entre 20 y 30 minutos antes de abandonar la estancia que hemos climatizado. De este modo aprovechamos el frío residual, y ajustamos un poco la temperatura de nuestra casa con respecto al exterior al que nos dirigimos.
Esta recomendación es igualmente válida para cuando vamos a dormir. Es recomendable, si tenemos aire en nuestro dormitorio, encenderlo entre 15 y 20 minutos antes de irnos a descansar y que quede apagado antes de dormirnos.
Complemente el aire acondicionado con la ventilación
Aunque los días sean calurosos, el amanecer y las noches suelen darnos un respiro. Por ello es bueno aprovechar este momento más fresco y aprovecharlos para ventilar y enfriar nuestras habitaciones mientras dormimos.
Puede también proteger las ventanas con mosquiteras, o cortinas, para permitir la entrada de aire y la ausencia de insectos (siempre será una solución más económica que malgastar energía).
Las temperaturas más suaves de la mañana permiten la renovación de aire, y el ajuste de la temperatura de confort. De este modo, refrigerando gratuitamente la casa no necesitaremos tanto consumo de aire acondicionado, ni durante tanto tiempo.
Equilibrio con las fases ‘pico, valle y neutro’
En muchos casos, coincidirá que los momentos de consumo eléctrico más alto sean los de más calor. Para poder ajustar nuestro consumo es importante que tenga en cuenta que los enchufes temporizados y la domótica básica le ayudan a controlar mejor el encendido y apagado de aparatos.
No obstante, para estas horas de mayor calor puede contar también con protecciones solares, como toldos, estores, cortinas… y persianas. Estos elementos reducen la entrada de calor desde el exterior y evitan la pérdida del aire frío que tanto nos cuesta conseguir.
En definitiva, no hay una receta mágica para pagar menos en la factura cuando usamos aire acondicionado, pero sí podemos conseguir mucho ahorro evitando el despilfarro. De media, dejar encendido el aire acondicionado de noche puede suponer un sobrecoste de entre 2 y 3 euros por día.
Implementando estas medidas, verá como consigue reducir el consumo en su factura y no tener que pasar un verano tan acalorado. Ni por el calor, ni por el coste.