Tipos de caldera de gas
Elegir la caldera de gas que mejor se adapta a nuestras necesidades es el mejor medio para mejorar
el rendimiento de nuestra instalación y aumentar nuestra capacidad deahorro energético, lo que
tendrá efectos tanto en nuestra factura como en la protección del medio ambiente.
Podemos dividir los distintos tipos de caldera en tres grandes grupos, dependiendo de su sistema de
combustión, tipo de instalación y sistema de funcionamiento.
Si atendemos al sistema de combustión, tenemos dos tipos: calderas atmosféricas y calderas
estancas.
Las atmosféricas se alimentan del aire que les llega desde una cámara abierta. Están prohibidas
desde 2010, debido a las deficiencias de seguridad.
En cuanto a las estancas, utilizan el aire del exterior y no el del lugar en el que están instaladas,
realizan la combustión en una caja cerrada y sus gases se expulsan mediante un ventilador. Este es
el tipo de caldera de gas natural que, normalmente, se instala en los hogares.
Pasamos a la clase de caldera, según su tipo de instalación. Pueden ser calderas de suelo o
murales. Las murales son las que nos solemos encontrar en los hogares, mientras que las de suelo
son más potentes.
Por último, las calderas de gas, según su funcionamiento. En primer lugar, nos encontramos con
las calderas estándar, que son las más antiguas. Son económicas, pero solo se pueden instalar en
un hogar si existe la posibilidad de salida de humos por el tejado o la cubierta; ya que no están
permitidas, si la salida de humos tiene que dar a un patio de luces. Su rendimiento está en torno al 90
%.
El segundo tipo, según su funcionamiento es la caldera de condensación. Su rendimiento es
superior al anterior, con un 105 %. Son calderas que consiguen emplear los gases residuales de la
combustión para calentar el agua del circuito y, además de alcanzar mayor rendimiento, conseguir un
ahorro en gas que oscila alrededor del 25 %. Este tipo necesita una instalación de desagüe, pues, al
enfriarse los gases, pasan de sólido a líquido.
El tercer tipo es la caldera de baja emisión de NOx (óxido de nitrógeno). Son calderas con niveles
muy bajos de emisión de gases de efecto invernadero, ya que producen una llama en el quemador
con una temperatura menor que la convencional. Tienen mejor rendimiento que las convencionales,
pero menor que las de condensación.
Para concluir, una vez tenemos claros los diferentes tipos de caldera, la pregunta es qué potencia
necesitamos para la calefacción de nuestros hogares. Por norma general, necesitaremos 115 W por
cada m² en nuestro hogar. En cualquier caso, la potencia mínima es de 20 kW y la más común es de
23-25 kW. Para las viviendas más grandes y frías, existen potencias de hasta 35 kW; y de 40-45 kW,
más raras, para viviendas muy grandes o mal aisladas.
combustión, tipo de instalación y sistema de funcionamiento.
Si atendemos al sistema de combustión, tenemos dos tipos: calderas atmosféricas y calderas
estancas.
Las atmosféricas se alimentan del aire que les llega desde una cámara abierta. Están prohibidas
desde 2010, debido a las deficiencias de seguridad.
En cuanto a las estancas, utilizan el aire del exterior y no el del lugar en el que están instaladas,
realizan la combustión en una caja cerrada y sus gases se expulsan mediante un ventilador. Este es
el tipo de caldera de gas natural que, normalmente, se instala en los hogares.
Pasamos a la clase de caldera, según su tipo de instalación. Pueden ser calderas de suelo o
murales. Las murales son las que nos solemos encontrar en los hogares, mientras que las de suelo
son más potentes.
Por último, las calderas de gas, según su funcionamiento. En primer lugar, nos encontramos con
las calderas estándar, que son las más antiguas. Son económicas, pero solo se pueden instalar en
un hogar si existe la posibilidad de salida de humos por el tejado o la cubierta; ya que no están
permitidas, si la salida de humos tiene que dar a un patio de luces. Su rendimiento está en torno al 90
%.
El segundo tipo, según su funcionamiento es la caldera de condensación. Su rendimiento es
superior al anterior, con un 105 %. Son calderas que consiguen emplear los gases residuales de la
combustión para calentar el agua del circuito y, además de alcanzar mayor rendimiento, conseguir un
ahorro en gas que oscila alrededor del 25 %. Este tipo necesita una instalación de desagüe, pues, al
enfriarse los gases, pasan de sólido a líquido.
El tercer tipo es la caldera de baja emisión de NOx (óxido de nitrógeno). Son calderas con niveles
muy bajos de emisión de gases de efecto invernadero, ya que producen una llama en el quemador
con una temperatura menor que la convencional. Tienen mejor rendimiento que las convencionales,
pero menor que las de condensación.
Para concluir, una vez tenemos claros los diferentes tipos de caldera, la pregunta es qué potencia
necesitamos para la calefacción de nuestros hogares. Por norma general, necesitaremos 115 W por
cada m² en nuestro hogar. En cualquier caso, la potencia mínima es de 20 kW y la más común es de
23-25 kW. Para las viviendas más grandes y frías, existen potencias de hasta 35 kW; y de 40-45 kW,
más raras, para viviendas muy grandes o mal aisladas.
